En aquel libro de relatos, en aquella novela fabulosa, Angela comenzaba a leer, eran esas tarde de lectura, ante el sol de un recién iniciado verano, se sentía de una manera especial, en aquellos años, al lado de su esposo, Ernesto, de sus tres, hijos, de su familia, en ese trabajo en la biblioteca, en sus libros, en sus fondos de algún recuerdo en ese baúl, de las mil historias, Angela disfrutaba con sus grandes amigas, con sus compañeras de trabajo, con esos viajes, dónde no se perdía nunca una velada maravillosa, cuando todo parecía que siempre iba a ser así, porque los años no iban a suceder, el tiempo tenía la última palabra, Ángela, comenzó a olvidar, a no decir, a perderse en el medio de un vacío, la enfermedad del olvido, ya formaba parte de su cabeza, de su desorientación, Angela ya no era como ese ayer, se quedó sin recuerdos, sin esencia, sin aroma, y ya en ese centro, con la mirada perdida, podría pensar en otro infinito, sin infinito...Feliz martes para los familiares y amigos de enfermos de alzheimer.
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