Era una señora admirable, con ese estilo en sus formas, en su manera de pensar, se llamaba Felicidad, tenía un nombre que era el idóneo para ella, vivia en una parte de la ciudad maravillosa con esos jardines que pasaban por la puerta de su casa, tenía esa alegría, ese motivo para ser feliz, cada momento de su vida, estaba enamorada de ese gran amor, que siempre estaba a su lado, Matías, un argentino maravilloso, que le hacía esa existencia de una manera distinta, tenían dos hijos, como dos soles, decía ella, yo la conocí, en aquella tienda, esa mañana de un verano, que prometía para mí, porque estaba viviendo una época maravillosa, y ella fue testigo de esa trayectoria en mi caminar, nuestras charlas, siempre estarán al fondo de mis recuerdos, sus hijos, Juan y Luis, hicieron una enorme amistad, conmigo, y la familia de Felicidad, eran lo mejor que me ocurría en mi vida, Matías era terriblemente divertido, y con un excelente sentido del humor, siempre trabajo de cocinero en un hotel, cuando se retiro se dedicaban a viajar, con Felicidad, todo cambio, con los años, el destino de otra manera, con otra mirada, y la enfermedad del olvido, que se introdujo en la mente de Felicidad, cuando ya no conoció, ya no sentía, y su vida ya no era...Feliz inicio de semana para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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