Las noches de verano, las frescas en la puerta de la abuela Bárbara, mis amigas y yo, en aquellos tiempos de esas tardes de sol, y esas ilusiones en nuestra mente, propias de la edad, ella, la abuela de mis amigas, era la sensibilidad en persona, transmitía esa magia, en las palabras, en los echos, era una debilidad en su forma de ser, era muy sentimental, tenía los sentimientos a flor de piel, era única, con esa media sonrisa en sus labios, la consideré una mujer tímida, de la época, de esos años, en dónde una mujer no tenía voz, no tenía voto, su marido, era un ser superior hacia ella, siempre con esos gritos, con esa superioridad, esa altivez, ella nunca le contestaba, se sentía inferior, me daba rabia que fuera así, que no se supiera defender, me sentía impotente, mis amigas no opinaban, no decían, ella en su intimidad, nunca hablaba, los años se sucedieron, él murió, ella se fue a vivir con un hijo a la ciudad, no fue feliz, ya no fue feliz nunca, la enfermedad del olvido, la mente perpetua y su despedida, en recuerdo de esas noches de verano...Feliz fin de semana para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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