La señora Esperanza, era nuestra vecina en la ciudad durante muchos años, su marido era un encanto de hombre bueno, y la cuidaba y la mimaba siempre, al igual que ella, era esa dulzura personificada, que le hacía ser una persona encantadora, con esa sonrisa siempre en sus labios, tenían dos hijos, Javier y Estrella, y dos nietas, Maika y Pilar, le preguntaba por ellas, cada vez que nos veìamos, nuestras charlas eran amenas, y ese sentido del humor en cada una de sus palabras, le hacía ser una persona especial, toda su vida, se dedicó a su trabajo por las casas, a limpiar, a la vez que su marido, Juan, era electricista, cuando ambos se retiraron solían pasear por el centro de la ciudad, o por nuestro barrio, cuando Juan comenzó con su mente enferma, fueron años muy desgraciados para Esperanza, que concluyó con su partida un domingo de un otoño, ella, seguía con su vida, con sus cosas, con los paseos al lado de su vecina, y unos años después comenzó con las desorientaciones y el ingreso a ese centro, y su final, ante ese alzheimer en su mente, que le eliminó sus recuerdos, hoy nos queda la huella imborrable de nuestra querida Esperanza...Feliz fin de semana para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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