En nuestra ciudad le conocí, se llamaba Pablo, era un señor, y me daba que cuando era jóven sería un hombre muy atractivo. casado desde hacía muchos años con Julia, una maravilla de persona, culta, muy inteligente, muy amable con todo el mundo, los dos ejercían la docencia, en un colegio del centro de la ciudad, tenían dos hijas, Perla y Cristina, que eran dos simpatías personificadas, a la vez que geniales, mi amistad con Pablo, fue desde que coincidimos en ese gimnasio de rehabilitación, que nos compartimos en compañeros de fatigas, y a partir de aquel momento conocí a su familia, a sus hijas, a sus nietos, y me encantó esa bonita amistad con todos ellos, Pablo cada tarde se reunía con sus dos mejores amigos, y paseaba por el parque de la ciudad, o jugaban a las cartas en uno de los bares del barrio, era muy cordial, amante de los animales, tenía dos perros, que eran su vitalidad, llevaba una vida, muy agradable, muy ética, y un señor que bebía la vida, a sorbos, con alegría, con ilusión, con los años, con la pérdida de su gran amor, Julia, todo cambió para Pablo, su memoria se resintió por momentos, hasta que con aquella desorientación en plena calle, una chica se ocupó de él en sus últimos años, siempre nos quedará el recuerdo bonito, de un hombre que supo ser...Feliz jueves para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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