La abuela de Mafalda, mi prima, era sumamente especial, entrañable, de esas personas que nunca se olvidan porque son inolvidables, llegó un día a la ciudad, procedente de un pueblo de León, a trabajar a una de las fábricas de algodón, allí conoció a José, y ya no se fue, fue ese amor a primera vista, estaban siempre muy enamorados, eran el duende de su propia filosofía, se decían, se amaban sin condiciones, una mañana de un mes de abril, se casaron, se dijeron el sí quiero, en aquella catedral, y fueron esos novios adelantados de la época, José, se desvivía por ella, bebía los vientos por sus abrazos, por su mirada, llena de ternura, por su sonrisa, Mafalda, siempre admiro a su abuela, la colmaba de besos y de abrazos, Sara tuvo tres hijos, y cinco nietos, entre ellos, mi prima, cuando con la edad, su mente ya no era, Mafalda, le leía libros, novelas, y Sara aunque ya no la conocía, le cogía las manos, le daba esa ternura que ella tanto necesitaba, la enfermedad del olvido, hizo de Sara, una niña con un amor inmenso, sin saberlo, sin entenderlo, el día que se fue, comenzó una historia en otra luna...Feliz jueves, para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario