Aquel Julián, un regalo de vida, un hombre querido por su alrededor, por sus amistades, por su forma de ser, de entender esas promesas, en esas esencias, con la sensibilidad a flor de piel, por las divinidades, del destino, capitán en ese barco durante muchos años, luchador de miles de errores y triunfos a la vez, con esa mirada profunda, y ese saber estar jugando con los momentos, con las palabras, años más tarde, profesor en aquella universidad, conoció a Carlota, su esposa, tuvo tres hijos, cuatro nietos, una vida entre el misterio y el atractivo, con la sonrisa en los labios, sin miedos, derribando batallas, ganando éxitos, el paso de los años, del tiempo transcurrido, esa enfermedad en su mente, tras las ausencias, los olvidos, el centro de esas últimas semanas, y la partida, a ese cielo dentro de su divinidad...Feliz fin de semana, para los familiares y amigos de enfermos de alzheimer.
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