Teresa en sus años jóvenes y de salida hacía adelante, trabajaba de peluquera en ese salon con ese toque de elegancia, siempre fue una mujer adelantada a su tiempo, gozaba de una simpatía fuera de lo normal, a los veinticinco se casó con Ramón, un agricultor de su mismo pueblo, que al toparse en aquella sala de fiestas, surgió el amor, tuvieron tres hijos, Luis, Lucia y Gabriel, eran una familia feliz, y auténtica, Teresa cantaba a cada paso que daba, porque transmitía una inmensa alegría, viajes, las bodas de sus hijos, los primeros nietos, aquel viaje a ese Danubio azul, la pérdida de Ramón, y de repente, la soledad, el vacío, y Teresa comenzó a cambiar, a olvidarse de cosas, de momentos, a deprimirse, a sentir esa tristeza, un día esa enfermedad del olvido, llegó a su mente, y Teresa se dejó morir, sin querer, o sin darse cuenta, porque ya estaba en su mundo, ya no conocía, otro día se fue a su cielo, y hoy le damos las gracias a ese ángel que nos hizo la vida más que agradable...Feliz jueves para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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