Un día la conocí en aquel hospital, estaba en ese gimnasio de rehabilitación conmigo, día a día, recuperándose de una operación en un brazo, era un señora constante con una gran fuerza interior, siempre con esa sonrisa en cada mirada, en cada palabra, fueron años de esfuerzo, y al final pudo recuperarse, paseaban con su marido Eustaquio por esa calle, cada tarde cuando se aproximaba el verano, transmitía esa magia, porque tenía luz, ilusión por todas las cosas que hacía, tenían cuatro hijos, tres nietos, hacían de vez en cuando viajes con la tercera edad, en el suceder de los años, hasta que su esposo murió en aquel accidente y Amparo a pesar de ser una mujer muy fuerte, no supo enfrentarse a esa soledad, entró en un depresión, y los olvidos en su mente, no tardaron en aparecer, la llevaron sus hijos a un centro y allí termino sus últimos días, de esa anhelada mujer y señora de la siempre sonrisa y del recuerdo inolvidable...Feliz miércoles para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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