En esa residencia, en ese sillón al lado de ese gran ventanal, Jaime observaba el paisaje de la calle, los coches, las llegadas y las venidas de las gentes, pero él, no recordaba, no sabía quien era, sus hijos iban a visitarlo cada tarde, y tenía la mirada perdida, por su rostro caían unas lágrimas sin saber ese porque, yo lo fuí a ver unas cuantas veces, pero Jaime, lo pasaba mal, porque no sabía decir mi nombre, ya no tenía esos segundos de lucidez, sólo aquella mañana que paseando por esa calle, cuando ví a su hijo, Marco, y me dijó que ya había fallecido, me sentí, un tanto vacía, y me pare a pensar, en como es la vida, en como somos las personas, y a lo que llegamos, la vida de Jaime, había sido de película, de capitán de ese barco, enamorado de esa mujer casada, aquellos hijos que tuvo con ella sin poder casarse, la muerte de ella, la soledad, las horas de lectura, cuando conoció a esa otra mujer, y pudo casarse, y nació, Pablo, y conoció a sus dos nietas, y comenzó a ser feliz, cuando asesinaron a su hijo, y no podía comprender, no podía entender, fueron muchos acontecimientos, muchos sabores amargos para otro pensar, en algún sentir...Feliz fin de semana para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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