Aquel Agustín, que residía en un pueblo de plena montaña, y era el enamorado de nuestra vecina y amiga Tere, de un pasado ya en ese baúl de los recuerdos, era ese amor telefónico que a ella, le hacía verlo todo de otra manera, la amaba de verdad, la amó con el sentimiento con el corazón, con el alma, con el pensamiento, fueron sucediendo hojas de un calendario, y Tere se fue a vivir a su lado, porque esos últimos años de su vida los quería vivir a su manera, lo cuido, le dio ese cariño, esa dulzura, esa ternura, esos besos compartidos, esos abrazos con esa divinidad, los momentos, las horas, hasta que con el tiempo sucedido, llegó el olvido para él, y Tere lo fue cuidando con ese sentimiento, pero cuando dejò de saber quien era, Agustín ya no quería volver a ser, perdió esa alegría que le caracterizaba y una tarde de un agosto dejó ese mundo para ser una luz para ella, para Tere, hoy los dos descansan en ese más allá maravilloso de otro cielo...Feliz domingo para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario