La señora Gina, era natural de Bilbao, la conocí en uno de mis viajes a esa ciudad, y me pareció de esas personas interesantes, cultas, con esa inteligencia, adelantada a su mundo, a su espacio, vivía en pareja desde hace muchos años, él se llamaba, Fidel, era un hombre con esa divinidad en cada una de sus formas, de sus ideas, los dos formaban un maravilloso equipo, se les veía en cada paseo, en cada visita a esas galerías de arte, que solían visitar de cuando en cuando, también viajaban a Nueva York, porque a los dos les encantaba y les apasionaba esa ciudad, urbanita y cosmopolita, la señora Gina, era exquisita, elegante, atractiva, sotisficada, sabía vestir muy bien, y con esa figura todo le sentaba estupendamente, no tenían hijos, pero si, dos gatas, que hacían su existencia más agradable, se llamaban Sol y Luna, para mí eran los dos como parte de mi familia, porque eran dos libros abiertos de la vida, de la cultura, de conocer universo, de ser los únicos, los mismos, la señora Gina, era humanitaria cien por cien, le encantaba hacer el bien, para las personas más necesitadas, cuando la enfermedad del olvido, le quitó los recuerdos, esa memoria, y Fidel partió hacía su otro destino, Gina se negó a vivir, a sentir, porque ya no conocía, ya no era ella, y se dejó ir también, una tarde de primavera, se iba a reunirse con ese amor de su vida, gracias por haberla conocido...Feliz sábado para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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