En aquel salón de estar, estábamos una mañana, mi amiga Asun, y yo, en ese baúl de los recuerdos, de su abuela Dorotea, que se había ido hacía un mes, por esa larga enfermedad del olvido, llamada Alzheimer, tuve oportunidad de conocerla, cuando me hice amiga de su nieta, era una personita super simpática, como un rayo de luz, en nuestra vida, todo lo había vivido con mucho amor, con un inmenso cariño, era esa dulzura entre la ternura, su trabajo, una tienda de juguetes, por eso nos regalaba tantísimas muñecas, que a mí, me encantaban, las vestía, las arreglaba, era un duende de la autenticidad, su marido, el señor, Ángel, era esa bondad personificada, con esa sonrisa en sus labios, se amaban con locura, y yo admiraba ese amor, tan puro, tan dulce, tan tierno, como la primera vez en una adolescencia, las cartas de Dorotea, ese legado que le dejo a su familia, eran esa genialidad escrita, cargadas de romanticismo, de poesìa, de maravilla, comenzaban con ese Amado mío, eres la luz de mis días, eres mi rayo de ternura, con cada beso que me das, con esos abrazos, eres la dulzura en mis manos, y el pensamiento en tu mente, decían cosas tan bonitas, llenas de nostalgia, de sentimiento, me gusta leerlas una y otra vez, son ese recuerdo de Dorotea, única, pura magia...Feliz jueves para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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