Rodrigo era ese hombre bueno que una vez me encontré en la vida, era uno de los mejores amigos de papá, derrochaba esa luz interior, esa magia en sus palabras en sus echos, era la divinidad personificada, un duende de su propio destino, le gustaba nada, cada día, el deporte en general, derrochaba vitalidad, era un adelantado a su tiempo, siempre había sido profesor en aquel colegio de la ciudad, los paseos hacia el casino, los paseos del brazo de su esposa, Amalia, la lectura en la biblioteca con sus amigos, era un filósofo de los sueños, interpretaba ese soñar, ese sueño que al despertar se convertía en una broma, de las muchas que solía hacer, sus hijos, sus nietos, los viajes, la playa, su amor por el mar, su mar, que decía, los escritos, vivía cada momento de la vida, como si fuese el último, con el suceder de los años, Rodrigo, en su mente, y con su mente, ya no le acompañaba, la enfermedad del olvido, domino sus recuerdos que fueron olvidos, en ese centro termino sus últimos días, un recuerdo para ese aventurero de su propio destino...Feliz sábado para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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