Eduardo siempre había estado muy unido a su esposa Aurora, era un periodista con esas ganas de saber, y esa inquietud por aprender, era terriblemente culto, residía en Madrid, iba a por todas sabía muy bien lo que quería en cada momento, nunca tuvo miedo a nada, ni a nadie, era un incondicional de los deportes, le gustaba de jugar al tenis en sus ratos libres, sus dos hijos, compartían la misma afición que él por este deporte, también viajaba mucho, le gustaba de leer, en sus ratos de calma, los fines de semana, con sus amigos jugaba a la baraja, y siempre fue un hombre que dejaba huella, se fue a vivir a Nueva York, por cuestiones de trabajo, y allí residió durante años, nos escribía muchas e inmensas cartas, de militar que decía él, con el suceder de los años, Eduardo dejó de escribir porque ya tenía los noventa, y por sus hijos nos enteramos que tenía esos olvidos, y ya no conoció, la última carta, se convirtió en ese recuerdo inolvidable de su pluma en ese papel de otros años atrás, hoy Eduardo ya es un ángel para todos...Feliz jueves para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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