Serafín era un duende de ese destino que él supo renovar en una tarde de verano, cuando conoció a Matea en aquel baile de la tercera edad, fue esa mirada, fue esa sonrisa, y ese tango, a los dos les encantaba bailar, les encantaba comerse ese mundo que estaba a sus pies, Serafín era ese motivo, esa felicidad renovada, sus hijos, Luis y Alejandro, sus nietos, Belén, Andy, Camino y Paloma, eran ese mundo creado, esa familia que había formado, los años, el tiempo transcurrido, el Alzheimer en su mente, y un adiós incorporado a otro destino...Feliz jueves para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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