En aquel bus, la conocí, era de esas personas que te apetece conocer, se llamaba Esmeralda, entonces tendría unos setenta años, iba con su marido Gines a un baile de la tercera edad, me pareció terriblemente simpática, con una charla interesante, sobre lo divino, lo humano y la filosofía de lo bonito de las cosas, fueron años de una amistad agradable y duradera, conocí a sus dos hijas, Amelia y Adela, y a sus cuatro nietos Nestor, Jorge, Rubén y Rodrigo, decía que le hubiera gustado de tener una nieta pero el destino le envío a esos chicos maravillosos, cuando Esmeralda comenzó con esos olvidos, todo fue distinto y esa tristeza quedo en su partida a ese otro mundo, ya su mundo...Feliz jueves para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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