Aquella Celia, se llamaba Celia, la conocí una tarde de un iniciado verano, era en plena calle, yo estaba con mi pareja, Elias, y las dos miramos ese escaparate porque había un vestido en blanco y azul, que llamaba realmente la atención, las dos entramos, sólo había de mi talla en aquel momento, lo compre, y ese fue el inicio de una bonita amistad, que duró hasta que ella enfermó en su mente, con esos olvidos, ese Alzheimer y nada fue como antes, la visitaba a ese centro de enfermos, me miraba, sonreía y adivino mi nombre, me abrazo, la abraze, y allí fue la última vez que nos vimos frente a frente, sólo me queda su rostro en mi mente, gracias, Celia...Feliz jueves para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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