Manuel era un hombre discreto, con una vida discreta enamorado de ese horizonte, de Concha, unido a sus hijos, a sus nietos, le encantaba el baile, la danza, el teatro, había sido profesor de la universidad en periodismo, hombre culto, con otra dinámica de vida, con esa actitud distinta ante las adversidades, la enfermedad del olvido le llego a Manuel a sus noventa, cuando ya la vida, su vida había sido generosa con él...Feliz miércoles para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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