Se llamaba Abelina, la conocí en mi barrio unos días después de estrenar mi nuevo piso, en la parte nueva de la ciudad, hace casi treinta años, era mi vecina, estaba casada con Abelardo que parece que los nombres de ambos, eran similares o idénticos, se habían enamorado en el mercado una mañana de verano, en su ciudad Málaga, Abelina era la alegría personificada, era la simpatía mas dulce del mundo, al igual que sus dos hijas, Marisa y Angela, y después sus nietos, Anna, Teresa y Bruno, esa familia era una debilidad para mí, y ella se convirtió durante años en mi confidente, y en esa persona que estaba allí en mis momentos difíciles, le encantaba charlar en esas tardes de sol, cuando el sol de julio, nos acaloraba el rostro, y sentíamos la brisa que nos iluminaba el alma, recuerdo aquel viaje a Madrid, las dos juntas, nuestros paseos por esos teatros, a ella le apasionaba el teatro como a mí, eramos dos almas gemelas con la distancia de una edad, con el paso de los años, a los noventa, su memoria ya no le acompaño, y el Alzheimer llego a su vida, fueron unos años tristes para su familia que sólo termino cuando Abelina se fue a su cielo, inolvidable para mí...Feliz miércoles para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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