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miércoles, 3 de febrero de 2016

LA HUELLA DE UN ANÓNIMO...


La huella de un anónimo, su nombre Domingo, era la alegría personificada, en un mundo personificado, amaba la vida, amaba el arte, el amor sin miedos, con esa rebeldía que le hacía ser un encanto con alas de seda, unido a su pareja, Ismael, y a sus dos perros, Duende y Flipo, se reunía cada tarde con sus amigos con el mismo arte, dibujaba, pintaba y era, la enfermedad del olvido a sus casi cien, le hizo dar la espalda a una vida olvidada...Feliz miércoles para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.

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