Aquel Antonio con esa filosofía de vida, con ese momento de alegría en su alrededor, amando el destino, el amor, por Teresa su mundo, su magia, los paseos por esa playa, que les transmitía esa paz interior, cuando las olas les sonreían en cada mirada, en cada complicidad, Antonio era un artista de la pintura, era un observador de los lienzos, Teresa era su musa, su encanto, su inspiración, vivían esa vida, ese motivo que todo cambió con ese olvido, esa enfermedad donde el recuerdo de Antonio se quedo en algún lugar de ese inmenso mar...Feliz inicio de semana para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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