Memoria olvidada, en ese trayecto, sin trayecto, Luis ya no conoce, ya no sabe, ya no entiende, un día fue un bailarín que encantaba en aquel escenario de la ciudad del amor, París, su compañera de baile, fue su musa, el amor de juventud, que fue para siempre, Edurne, ella era la belleza personificada, en el centro de esa metáfora de su dulce juventud, otro día se casó con Luis, y un año después nacieron, Adrián y Natalia, que siguieron los pasos de sus padres, y hoy son dos de los mejores bailarines del mundo, Luis a sus casi cien años, fue tocado por ese olvido de una memoria reflejada en otro baúl de recuerdos... Feliz tarde y noche para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer de la ciudad de Huesca.
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