Perlas de una joya, en el devenir de una suerte, Maria paseaba por los alrededores de la Asociación, de enfermos de Alzheimer, de la mano de una de las cuidadoras, que le daba ese cariño, y ese amor que ella tanto necesitaba, se sentía en su mundo que había creado, y su único hijo, Manuel iba cada tarde a visitarla, Maria en su juventud, había sido, una mujer trabajadora y luchadora, desde que perdió a sus padres en la guerra, quedo sola, dejó la escuela y tuvo comenzar a trabajar cuidando niños, en una guardería, y más tarde en casas particulares, unos años después, conocería a Ernesto, y en un año se casaron, nació Manuel, un año después,y mientras su esposo trabajaba de carpintero, Maria se dedicaba a las faenas de la casa, la enfermedad la sorprendió cuando ya paso de ochenta, comenzando con pequeños olvidos, y cuando ya todo fue a más, su hijo Manuel, la llevó a ese centro y recibió ese cariño, que nunca le faltaría, en su mundo...
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