Un rayo de luz, en su misma luz, Teresa, era auténtica, con esa simpatía personificada, con esa alma en la profundidad de sus besos, era la divinidad en esa ilusión, su propia ilusión, tenía ese imán, para atraer la positividad, su magia era ella misma, un día llegó a esa ciudad, nuestra ciudad, en compañía de ese hijo, madre soltera, y en un tiempo, en unos meses, conoció a Lucas, y se enamoró, fue flechazo, fue la sensación en su misma inspiración, la boda, la ceremonia, esa mini luna de miel, la ciudad de la luz, París, esos días inolvidables, llegada a esa vida que comenzaba a ser, la llegada de los hijos, en otros años más allá, llegó Rubén, después, Encarna, más tarde, Jaime, y era esa familia feliz, y completa a la vez, Teresa, amaba el arte, estudio en su juventud, bellas artes, y pintaba excelente, era una artista en potencia, vivía cada momento de su excitante vida, los años, el tiempo, y esa enfermedad del olvido, que le borró sus recuerdos, y se dejo llevar por otra meta, la de su despedida sin saber, sin entender...Feliz martes, para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.
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