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sábado, 26 de noviembre de 2016

MIS DÍAS CON CÁNDIDA...


Mis días con Cándida, aquella buena señora, a la que conocí en ese taller de costura a mis dieciocho, era especial, era una modista considerada, con su vida en la casa, de esa gran ciudad, con su marido Mateo, su hijo, Héctor, los sueños encontrados de su propio rumbo, era una maravilla de persona, de ser humano, con esa claridad en sus pensamientos, en sus sentimientos, era la luz en otra penumbra, sus años de modista, lo que le llenaba, lo que le hacía ver la realidad de los momentos, ese silencio ante la tela, ante el vestido por hacer, era ese libro de experiencia, ese libro abierto sin dudas, con un amanecer, con ese sentido a su vida, con Mateo era esa alma gemela que se encontró una vez y ya no se separó, era ese baúl de recuerdos, en un sólo recuerdo, mis días con Cándida, eran tan mujer de su tiempo, tan auténtica, con esa filosofía de su propia vida, mis anécdotas, mis realidades, mis charlas de lo divino, de lo humano, fue esa enfermedad del olvido a sus noventa, la que nos separó, porque ella ya no conocía, porque ella ya dejaba de ser, en ese centro, los últimos días, y mi recuerdo a Cándida...Feliz sábado para los familiares y amigos de enfermos de Alzheimer.

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