La abuela Agapita, era un encanto de señora, siempre simpática con todo el mundo, y sin miedos, había vivido varias guerras, había enterrado a su marido Eduardo y a dos hijos, vivía con la sola compañía de su nieta, Marisa, las dos se sentían muy unidas, y siempre vivían la una para la otra, pero una tarde, Agapita comenzó a tener olvidos, en principio no se dio ninguna importancia, pero unos meses después tras la visita al neurólogo, se dieron cuenta que no sólo era una demencia, sino algo más grave, el olvido infinito, Marisa se sentía muy triste, pero nada podía hacerse, unos años después, la abuela Agapita se iba del mundo, ajena aquella vida, Marisa se sentía triste, pero miro a ese cielo y sonrió.
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