En el ocaso de una tarde, ella paseaba con su nieta, por las inmensidades de un jardín, sonreía, sin sonreír, tenia esa enfermedad del olvido, que hacía que se olvidase de todo y todos, se miraba a si misma, y no se conocía, su nieta Carla, le daba toda clase de mimos, entre abrazos y besos, ella se dejaba querer, se sentía protegida, y a pesar de ese Alzheimer en su cabeza, estaba tranquila, una mañana nació su bisnieto Lucas, se lo dijeron y unas semanas después, le llevaron al niño, lo tuvo entre su regazo, y unas lágrimas caían sobre su rostro, los dos se miraron, el pequeño a ella, y ella al pequeño y se produjo entre ellos, una complicidad, más allá de otra felicidad...Feliz noche familia de enfermos de Alzheimer siempre hay una esperanza en una mirada.
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